4.10.2006

UNA ROSA DE FRANCIA


Una Rosa de Francia, la inigualable canción.
Rafael Lam

La canción (criolla-bolero) Una Rosa de Francia pertenece a la autoría de Rodrigo Prats, con poema de Gabriel Gravier, joven escritor y poeta. Esta joya de la música cubana se estrena en 1924. En ese entonces Rodrigo Prats contaba con solo quince años, llegó a ser compositor, violinista, pianista y director de orquesta. Era hijo de Jaime (1883) de Sagua la Grande. Flautista de la Compañía de Ópera de Azzali con la que realizó giras por América y ofreció conciertos en New York. Dirigió orquestas de compañías teatrales. Fundó la primera orquesta de jazz Band de Cuba. Compuso una obra antológica: Ausencia: “Ausencia quiere decir olvido,/ decir tinieblas, decir jamás/ las aves pueden volver al nido/ pero las almas que se han querido/ cuando se alejan, no vuelven más/”.

Con esta herencia Rodrigo Prats al mundo, también en Sagua la Grande, el padre fue su propio maestro. También estudio en el Conservatorio Orbón y tocó con su propio padre en la Cuba Jazz Band. También trabaja en la Orquesta Sinfónica de La Habana, fundada por Gonzalo Roig. Fue director de la Orquesta de Cámara del Círculo Bellas de Artes, Subdirector de la Orquesta Filarmónica de La Habana y director de la emisora RHC Cadena Azul.

Fundó el grupo de Jorge Anckermann, produjo música para teatro y zarzuelas: Amalia Batista, La perla del Caribe, María Belén Chacón, La Habana que vuelve, Amalia Batista, Guamá y Soledad. Canciones como: Aquella noche, Eres rayo de sol, Creo que te quiero, Espero de ti, El tamalero, El heladero, Miedo al desengaño.

Recuerdo la última aparición de Rodrigo Prats en la televisión fue en el programa Todo el mundo canta donde yo era asesor. En la entrevista expresó que la canción Una rosa de Francia le había dado más fama y popularidad que todo lo que había hecho en la música, incluyendo sus zarzuelas. “Una canción –declaró el maestro- puede inmortalizarnos para siempre y yo toqué la flauta como decimos en el argot musical, con esta canción”.

Una rosa de Francia no es más que una obra maestra de esas que se dan pocas veces en ala vida; una miniatura llena de encanto, de duende –utilizando una palabra de Lorca-, capaz de agotar todos los motivos encomiásticos.

La musa inspiradora del joven escritor –según contó años después al musicólogo Helio Orovio- fue una bella mujer llamada María Teresa que por su presencia parecía francesa. “El encuentro entre Rodrigo Prats y el poeta Gabriel Gravier tenía lugar en la casa de los tíos de Rodrigo, Enriqueta y Antonio Reynieri, en Santiago de las Vegas, donde Prats acostumbraba a pasar largas temporadas, y donde tocaba el violín en la pequeña orquesta que amenizaba las funciones del cine silente del teatro Minerva”

“El carácter metafórico del texto –sigue contando Orovio- y el ocultamiento del motivo inspirador obedecía a que la dama era, en aquel momento, esposa de un importante personaje de la localidad”

Gabriel fue un poeta y abogado de Santiago de las Vegas, aficionado al violín –como Ingre-, no escribió ningún libro de poemas, pero dejó una serie de folletos dedicados a patriotas. Mantuvo una peña literaria que visitaban intelectuales como Enrique Serpa, Guillermo Villarronda, José Sanjurjo. También me cuenta Orovio que Gabriel, además de ser un intelectual, también era un amante del beísbol. El poeta falleció sobre 1977 con más de 80 años vividos.

A Rodrigo Prats le encantó el poema de Gabriel, Una rosa de Francia, se sentó al piano, y salió a la luz la mágica música, la evocadora melodía sin la cual no hay canción. Poco después la estrena el astro de Fernando Collazo –el mismo que se dio un disparo en 1939-, rey del danzonete.

Versiones importantes. Según datos brindados por Manuel Villar, de la criolla-bolero: Antonio Machín con su Cuarteto en New York, por los tiempos en que era rey de la música cubana por su triunfo con El Manisero con la orquesta de Don Azpiazu. El dúo Cabrisas-Farach y la más difundida desde la década de 1950, Barbarito Diez que venimos escuchando durante más de medio siglo.

Esta es la historia de la composición Una rosa de Francia, una de las canciones preferidas del poeta y escritor Miguel Barnet, según declaraciones a Beatriz Cifuentes, en la revista Opina de junio de 1988. “En alguna ocasión he dicho que cambiaría todo lo que he escrito por haber compuesto una canción así. Desde que la escuché por primera vez me dije – esta va a ser una de las canciones favoritas de mi vida, y ha sido así”.

Una rosa de Francia
Cuya suave fragancia
Una tarde de mayo
Su milagro me dio
En mi jardín en calma
Aún la llevo en el alma
Como un rayo de sol.

Con sus pétalos blancos,
Es la rosa más linda
Hechicera que brinda
Elegancia y amor
,Aquella rosa de Francia
Cuya suave fragancia
Una tarde de mayo
Su milagro me dio.

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